domingo, 15 de abril de 2007

Dorama y la ciencia forense

Como soy de procesar lento, hace días pensé que a los japoneses les encantan unas miniseries de televisión que conocen como "dorama", en las que los protagonistas son gente de a pie, que llevan sus vidas de mortales en casa, en la oficina, son operarios, ejecutivos, informáticos, locutores de radio y todas esas cosas que, para nuestra realidad televisiva parece que no existen. Les encantan esas series. El protagonista es protagonista porque muestra su mundo, el mundo alrededor de él, un mundo que podría ser el mío, el tuyo o el de cualquiera.

Por mi parte, estoy enganchado a las series americanas basadas en la ciencia forense. No me pierdo una: CSI, bones, sin rastro, mentes criminales... debo reconocer que, siendo europeo, la única forma de conseguir dorama es a través de internet, y los canales de TV abiertos me lo ponen muy fácil con las series yankies.
También debo decir que, aunque hasta donde yo sé, estas series policiaco-forenses utilizan muy bien el aspecto deductivo, pero fallan en las premisas y en la forma de operar: el argumento "se limpió con mi cepillo de dientes y mi madre lo adoraba, por eso lo maté" se me escapa un poco, así como el de encontrar un pelo del asesino en un lugar frecuentado por doscientas personas al día, pero en fin, a mí me distraen.

Con mi lento procesar seguí pensando: ¿por qué estas series tienen tanto gancho? ¿qué las diferencia del dorama? ambas describen gente que se pasa 31 horas diarias en el trabajo, que viven para él, sin embargo, ¿quién no querría ser Grissom? ;-) Él es un protagonista-héroe, que hace su trabajo, vive para él, resuelve el 99,99% de los casos... es un tío que no existe prácticamente. La mayoría de la gente que conozco no querría trabajar tanto... los dorama también describen la vida del nippon, metido en el trabajo todo el día, pero son gente existente -lo he comprobado personalmente-. ¿Qué nos hace querer ser el héroe que se enfrenta al asesino? ¿Qué tiene de "más interesante" que nuestra propia vida? Alguna vez lo he pensado, es el factor héroe. El héroe real es el que un día, sin pensarlo, se lanza al río y salva a alguien, o se mete en un edificio en llamas para salvar a un niño, o lleva diez años cuidando de su hermana mongólica... es uno que llevó una paliza por proteger a alguien y pasó un mes en el hospital. El héroe ficticio es otro, que todos los días se lanza al río, todos los días se mete en un edificio en llamas y por supuesto, no sabe de hermanas mongólicas y cuando lleva una paliza sólo tarda una escena en recuperarse.

Admito que ambos tipos de series son muy interesantes y entretenidas, que para eso es la tele, aunque desde que distingo a ambos tipos de héroes os juro que las veo de otra forma.

1 comentario:

Ortega dijo...

La verdad es que desconozco la cultura japonesa. Breves pinceladas de libros, reportajes y series. Es decir, realmente no sé nada. Así que me abstengo de hacer cualquier comentario sobre dorama, aunque leyendo el artículo, me ha venido a la mente cosas tipo "gran hermano"... aunque en "gran hermano" la gente está fuera de contexto, y en dorama la gente aparece en su contexto aunque sea una ficción.

En fin, lo que sí conozco un poco es la sociedad occidental y siempre me ha maravillado su búsqueda constante de perfección y sorpresa, fuente de muchas virtudes y problemas. Lo que hoy interesa, mañana no. Lo rutinario es necesariamente malo. Un fallo puede ensombrecer una trayectoria brillante y constante...

Uno de mis 'adagios' preferidos es "lo mejor es enemigo de lo bueno", y la rutina me gusta en algunos casos, sobre todo si es de mi elección. Pero qué le voy a hacer, he sido criado en esta sociedad y con estos valores, por tanto, mi modelo de héroe es ese, el que nunca falla y siempre le pasan cosas; aunque lleve los calzoncillos por fuera...